viernes, 1 de agosto de 2008

Amor Granate - Parte 11

Solo en el norte, las auroras boreales se ven tan bellas y encantadoras como un arco iris al fondo del mar. La habitación vacía, solo una leve sombra y una figura podían vislumbrarse gélida junto a la ventana. La luna en cuarto menguante parecía desaparecer del cielo tras negras nubes de oscuro azabache. Encendió unas velas rojas en un candelabro y decidida avance a paso lento y cuidadoso. La silueta ni se inmuto ante mis pasos.

Suspiró y bajo el aliento sintió que algo mas había en aquel lugar que en parecía desierto. Hacia frío: todo temblaba bajo sus pies, pero en realidad era ella misma quien vacilaba segundo a segundo; había un extraño aroma en el ambiente, provenía de su derecha. No era normal, pero esa porción del cuarto era redondo. No era una esquina, o al menos no cumplía esa función. Allí, sobre una mesa, solo un cubo de plástico con cincuenta rosas que se meneaban de lado a lado. Fuera de él, una rosa seca. ¿Que significaba?

De repente, oyó un suspiro que sorpresivamente no había sido de ella. La sombra le miró sentada sobre una silla de pana hecha trizas, parecía flotar. La gravedad dejo de existir, lo comprobó por si misma. Volaba, se movía. Cada vez más cerca pero cada vez más lejos a la vez. Todo se desvaneció. Grita! grita! grita! Ya no tenía mas fuerzas. La oscuridad se lo trago todo.

Antii caminaba de un lado a otro, recorriendo el mismo callejón una y otra vez en busca de respuestas. Dentro de su inconsciente sabia que era a Eeva a quien buscaba, pero le costaba entender e interpretar sus sentimientos. Que un vampiro tuviera corazón es muy difícil de encontrar aunque varios libros e historias describieran a un personaje como sensible y con corazón. Si se trata de cambiar los clichés típicos de la fantasía, no era común encontrar en la vida real.

-Odio tener que ser la excepción.- Dijo Antii entre suspiros.
-Tiene que ser así, como fue escrito.-
-No me vengas con esas historias otra vez Jaärki, no estoy de humor.-
-No es ninguna historia, las profecías fueron escritas para cumplirse.- insistió
-Como digas.- respondió Antii siguiendo su camino de salida del oscuro callejón
-No me des la espalda Antii. Lo quieras o no, todo lo que hagas ya fue escrito, incluso cuando cambies de opinión.-

Maldijo entre dientes y continuó su camino en silencio, con la mente en blanco. Pero un silencioso grito de ayuda le obligó a cambiar su rumbo.

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