viernes, 29 de agosto de 2008

Amor Granate - Parte 13

El sol comenzaba a asomar por sobre el horizonte del este, y ya nada podía evitar que sus rayos empaparan la habitación de tibieza y luz. Era el momento de buscar un mejor refugio. Acurrucada en una esquina, Eeva dormitaba aun temblorosa. Mientras, Antii se había dedicado a recorrer el resto de las habitaciones en busca de alguna que los mantuviera lejos del nuevo día. Lo único que encontró fue un viejo closet de roble oscuro y algunas mantas apolilladas.

Eeva aun no se quería mover de su sitio, pero si no lo hacia todo se acabaría al instante. El dolor había reemplazado la furia como quien cambia una rosa marchita por una fresca. Ya nada importaba, los rencores habían desaparecido aunque aun sentía el sabor amargo de la noche anterior. Antii había llegado, era el comienzo de algo nuevo, el perdón. Pero… ¿Existe el perdón?

Horas y minutos después, Eeva tomo suficiente coraje para decir la primera palabra. “Gracias.” Pero Antii le ignoro completamente, como si no oyera nada.
“A partir de ahora deberás olvidar toda persona que hayas conocido, ellos ya te habrán dejado en el pasado.” Dijo. “A partir de ahora vuelves a nacer, pero no significa que olvides quien fuiste.”

Eeva asintió en silencio, con un leve suspiro de alivio. No todo estaba perdido.
“Te quedaras conmigo algunas semanas hasta que puedas valerte por ti misma. Hasta entonces deberás obedecer mis ordenes y seguí paso a paso mis indicaciones.”
Mirándolo desconcertada, agacho la cabeza y murmuró un si ahogado. No tenía más opción que ceder ante semejante orden.
“Piensas que es el fin, pero no seas ignorante y egoísta, esto recién comienza.” Antii agrego con más ternura en su voz, ayudándole a levantarse del suelo. Sus penetrantes ojos marrones empapados en lágrimas invisibles y miedo le llenaron de ternura. Tenía una belleza innata que no podía dejar de admirar.

Caminaron en la noche por varias horas, hasta llegar a un gran descampado dentro de un bosque. Solo los iluminaba la luna en su cuarto creciente. Se sentaron en un tronco y mantuvieron silencio con la mirada perdida en algún punto al azar.

“¿Se sufre mas?” preguntó Eeva repentinamente.
“No. Se sufre igual.”
“Ah.”

Antii se levantó rápidamente, como para evitar futuras preguntas incomodas y busco una delgada rama seca y comenzó a dibujar en el suelo un extraño símbolo. Círculos, líneas, triángulos.

“¿Gótico?”
“No. Celta.” Corrigio Antii. “Donde veas esto, te alejas. Nunca te acerques a nadie que se identifique con este símbolo. Usualmente lo tienen tatuado en la mano izquierda. Al menos evítalo hasta que termine tu entrenamiento.”
“¿Entrenamiento?” dijo sorprendida Eeva.
“Claro. Tampoco es tan sencillo como para seducir y ya. Deberás aprender a defenderte con técnica, con armas y con tu propia inteligencia.”
“Enséñame entonces. Quiero saber lo que tu sabes.”

Amor Granate - Parte 12

Muchas veces la voz de nuestra conciencia nos lleva a hacer cosas que tienen peores consecuencias que si las hiciéramos por instinto, sin previo análisis. Antii creía que su inconciente era una persona mas dentro de el. Su alter ego. Su segunda personalidad. Creí que podía convivir eternamente con una voz que le dictara que hacer y que no. Incluso la había bautizado con el nombre de su padre, para tenerlo siempre presente en su vida. O en su muerte.
Sabiendo exactamente que lo que en el pasado le habían enseñado y negándose a creer su destino, Antii deambulaba por la vida sin rumbo alguno, pensando que eso cambiaria su futuro cuando en realidad, incluso eso ya había sido escrito.

Sin previo aviso oyó un grito ahogado de angustia y miedo. Sin pensarlo dos veces empezó a correr hacia aquel lugar. El edificio estaba abandonado, había solo una ventana iluminada por lo que parecían ser velas por la tenue luz. Trepo hasta lo alto, y entró por una claraboya rota, en completo silencio, con muchísimo cuidado poniendo especial atención a sus pasos.

La escalera bajaba en espiral, había tenido en sus mejores épocas una alfombra azul, que entonces ya estaba desgastada, sucio y roída por las hambrientas ratas. Los barandales parecían estar completos por sectores, aunque en su mayoría estaban ausentes, victimas del vandalismo. Contando piso por piso, y confiando en su olfato, llego a una habitación cerrada. La puerta parecía nueva, colocada recientemente. Se sentía en el ambiente, el olor a cera, a humo de vela. Allí era donde tenía que entrar, aunque no le agradara la idea.

Eeva yacía desmayada en el suelo, con los ojos completamente abiertos. Su rostro estaba tenso, lleno de terror, su piel era transparente y convulsionaba de a ratos. Antii supo que hacer inmediatamente, ya había visto aquella escena antes cuando salvo a su creador de una muerte inminente. Ella reacciono al sentir su presencia y aferro sus colmillos a la muñeca de su propio creador. Hambrienta, sin fuerzas.

-No tendré opción que quedarme contigo pequeña.- le dijo en un susurro. –Necesitaras ayuda.-

martes, 19 de agosto de 2008

Y ahora que hago?

He perdido la guía en mi camino
y me cuesta volverlo a encontrar.
Y ahora qué hago?

Borré la confianza en mi misma
y dudo de poder seguir siendo yo
natural, directa, libre, viva.
Ahora qué hago?

Debo cambiar.
No quiero. Soy quien soy.
Cambié furia por dolor.
Duele tanto.
Será cuestion de conciencia?
Qué hago?!

Me confunde la vida,
me distrae la distancia como obstáculo,
la soledad invade, apuñala, atosiga,
me quita el aire.

Deseo llorar hasta perder la sal de mi vida,
quiero salir del pozo en el que cai,
pero no veo la luz guia.
Estoy ciega, no tengo ya mas voz
me duele el alma, me duele hasta el corazón.

Ya no siento el aire,
no puedo respirar en este llanto ahogado.
No hay palabras que desate este nudo en mi garganta,
simplemente quiero solo una respuesta,
solo quiero saber como hacer...

Qué hago? Y ahora qué hago....

(Rummy)




No puedo dormir... no puedo dormir...

viernes, 1 de agosto de 2008

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Amor Granate - Parte 11

Solo en el norte, las auroras boreales se ven tan bellas y encantadoras como un arco iris al fondo del mar. La habitación vacía, solo una leve sombra y una figura podían vislumbrarse gélida junto a la ventana. La luna en cuarto menguante parecía desaparecer del cielo tras negras nubes de oscuro azabache. Encendió unas velas rojas en un candelabro y decidida avance a paso lento y cuidadoso. La silueta ni se inmuto ante mis pasos.

Suspiró y bajo el aliento sintió que algo mas había en aquel lugar que en parecía desierto. Hacia frío: todo temblaba bajo sus pies, pero en realidad era ella misma quien vacilaba segundo a segundo; había un extraño aroma en el ambiente, provenía de su derecha. No era normal, pero esa porción del cuarto era redondo. No era una esquina, o al menos no cumplía esa función. Allí, sobre una mesa, solo un cubo de plástico con cincuenta rosas que se meneaban de lado a lado. Fuera de él, una rosa seca. ¿Que significaba?

De repente, oyó un suspiro que sorpresivamente no había sido de ella. La sombra le miró sentada sobre una silla de pana hecha trizas, parecía flotar. La gravedad dejo de existir, lo comprobó por si misma. Volaba, se movía. Cada vez más cerca pero cada vez más lejos a la vez. Todo se desvaneció. Grita! grita! grita! Ya no tenía mas fuerzas. La oscuridad se lo trago todo.

Antii caminaba de un lado a otro, recorriendo el mismo callejón una y otra vez en busca de respuestas. Dentro de su inconsciente sabia que era a Eeva a quien buscaba, pero le costaba entender e interpretar sus sentimientos. Que un vampiro tuviera corazón es muy difícil de encontrar aunque varios libros e historias describieran a un personaje como sensible y con corazón. Si se trata de cambiar los clichés típicos de la fantasía, no era común encontrar en la vida real.

-Odio tener que ser la excepción.- Dijo Antii entre suspiros.
-Tiene que ser así, como fue escrito.-
-No me vengas con esas historias otra vez Jaärki, no estoy de humor.-
-No es ninguna historia, las profecías fueron escritas para cumplirse.- insistió
-Como digas.- respondió Antii siguiendo su camino de salida del oscuro callejón
-No me des la espalda Antii. Lo quieras o no, todo lo que hagas ya fue escrito, incluso cuando cambies de opinión.-

Maldijo entre dientes y continuó su camino en silencio, con la mente en blanco. Pero un silencioso grito de ayuda le obligó a cambiar su rumbo.

Amor Granate - Parte 10

Vivir en una zona libre de estudiantes de “cazadores” tenía sus privilegios, pero así la eternidad se tornaba aburrida. Antii necesitaba con que entretenerse, y no tener enemigos, no saber de ningún cazador en la zona, lo aburría aun más.

Había una pareja sentada al borde del arroyo. Estaban abrazados en silencio, pero algo se escuchaba en sus mentes, estaban intentando tomar una difícil solución. Y no había nada más gratificante para Antii que alguien que necesite su ayuda.

Silenciosamente, se fue acercando cada vez más a ellos, solo una ráfaga de viento lo acompañaba en su camino. El cielo estaba estrellado luego de semejante tormenta, había llegado la calma, aunque no por mucho. Antii aprovechaba el ruido de las ramas en movimiento para avanzar aun más rápido. Era una sombra más del bosque, una pequeña oleada del río, una brisa más en el aire.

La chica estaba llorando en silencio, sintiendo demasiada tristeza para una sola persona. El muchacho por su lado se limitaba a consolarla, siendo su hombro para que llore. Antii se acerco, y si preámbulo alguno, le quebró el cuello a el y a ella para luego alimentarse de sus cuerpos. No usualmente lo hacia de seres que pudieran resistirse por eso prefería la inmovilidad de un cadáver a los empujes y la resistencia de los vivos.

Tiro los cuerpos al río y camino de vuelta a la ciudad, pensando por que con Eeva había sido distinto.