domingo, 13 de julio de 2008

Amor Granate - Parte 5

El sonido de la piel quebrajándose en su boca siempre había sido muy fuerte. Las victimas lo escuchan más que nadie y muchas veces, los recién convertidos, tienen sueños o pesadillas con ese preciso momento. Algunos lo disfrutan, otros solo quieren olvidar.
Antii no era de ninguno de ellos, el solo lo oía como cualquier otro sonido, uno más de los tantos que conocía.

Eeva no sabía lo que pasaba. Una parte de ella quería salir corriendo, escapar del dolor que estaba sintiendo, pero por otro lado quería permanecer allí, inmóvil, por siempre.
Su cuerpo se desplomo sobre el frío suelo al tiempo que una suave llovizna comenzaba a caer.


No me atrevía a mirarla, había cometido un gran error. ¿Para que condenar a una bella mujer a una eternidad de dolor, de racismo y horror? ¿Que he hecho?


Antii había comenzado a caminar de un lado a otro, sin poder decidir si terminar su trabajo, o salvarle la vida a Eeva. ¿Quien era ella? ¿Por que le importaba tanto? Su voz era lo único que conocía profundamente. Para el, lo mejor era dejarla.

-No me dejes.- alcanzó a murmurar Eeva. –Termina con tu trabajo, por favor, te lo suplico.- agregó entre lágrimas de sangre.
El vampiro que casi le había drenado toda la sangre por completo, le miro estupefacto.
-Por favor.- lloró Eeva. –Ten piedad.-
-¿Que piedad quieres? Sufrir ahora y morir no se compara con sufrir una eternidad.- se acerco amenazante y alzando la voz agrego –Muere ahora, porque no morir será tu peor decisión, pues la vida se te será cruel y eterna.-
-Pues no quiero morir. No estoy preparada.-
-¿Que piensas? ¿Que la inmortalidad te ayudara a prepararte? Quizás, pero cuando estés lista, no podrás morir.- Antii resolvió crudamente.
-No. Solo quiero vivir.-

Silencio. Lluvia. Frío extremo. Vergüenza. Temor. Tensión.

-No lo haré. Muere.-
-Tu crueldad te ha cegado completamente.- dijo Eeva en casi su último suspiro de vida. -Ninguna estaca podrá corromper tu inmortalidad.- suspiro- Pero tu soledad es una especie de muerte eterna.-
Antii le miro con desprecio, no quería oír una sola palabra más de su boca por más que adorara su voz. Sin predicción alguna, le pego una cachetada tan fuerte, que resonó por sobre el ruido de la tormenta.

-No me digas que hacer. Tú no eres nadie para ordenarme, tú no eres nadie ni para mí, ni para los demás. Solo una mujerzuela que solo quiere dar lastima.-
Eeva se sostuvo la cara con una mano en reflejo natural, pues no le había dolido. Se miro las manos, empapadas en sangre y agua, y no tuvo mas remedio que desistir, ese era su final. No tenia esperanza, no tenia fe. Ya lo había perdido todo. Otra vez.

No hay comentarios: